Si eres de esas personas a las que mencionarles la acción de ponerse lentes de contacto o de echarse gotas en los ojos les provoca cierta sensacion de dolor es mejor que no sigas leyendo.
Irmgard Holm, de Phoenix, Arizona (EE.UU.) fue operada de cataratas hace poco, por lo que tenía que echarse gotas en los ojos cada día.
Sin embargo, un buen día tomó el recipiente que no era. Se puso un par de gotas, cerró el ojo para distribuirlas mejor… y notó cierta quemazón. Trató de abrir el ojo para limpiarse, pero no pudo. Aquello estaba sellado.
En efecto, y por error, en lugar del colirio había agarrado el pegamento.
Holm fue llevada rápidamente a urgencias, donde con mucho tiempo, paciencia y delicadeza un equipo de varios paramédicos pudieron abrir su ojo y quitar la placa de adhesivo endurecido. Afortunadamente no hubo que relizar cirugía, pero la afectada sigue sin poder ver por el ojo afectado.
Al parecer no es la primera vez que ocurre y, de hecho, ya hay varias quejas de consumidores quejándose del gran parecido que hay entre los botes de pegamento y los de colirio. La Administración de Alimentos y Drogas (cosas que tienen mucho que ver) estadounidense asegura que presionará a los fabricantes de pegamento.
Fuente: Neatorama
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